PERSPECTIVA DE LA EDUCACIÓN INCLUSIVA EN EL SALVADOR
El país demanda, para su realidad actual y futura, una educación acorde a los grandes cambios sociales, culturales,
científico-tecnológicos y políticos de la época. Requiere poner en práctica el nuevo modelo educativo nacional planteado
en el PSE, de tal manera que contribuya a la conformación de un sistema de vida justo y equitativo, que corresponda a
la realidad y necesidades de cada una de las personas.
La educación no es un privilegio, sino un derecho, no es una contribución o un acto asistencial, sino un acto de justicia.
La educación permite y estimula el desarrollo de las personas, las familias y las comunidades. La educación es una
realización de la persona humana. En ese sentido, el Mined orienta sus esfuerzos en la búsqueda de la calidad, la
universalización y la pertinencia, que forman parte de las líneas estratégicas del PSE. Para lograrlo, ha definido el
modelo pedagógico a seguir, el que a su vez se instrumenta en los Sistemas Integrados de Escuelas Inclusivas de
Tiempo Pleno. Este último se fundamenta en el componente pedagógico; e incluye, con flexibilidad, la instrumentación
del componente Territorial, y del componente de organización escolar.
El Tiempo Pleno en la escuela inclusiva implica la ampliación y profundización de las oportunidades formativas, de participación y socialización, según sus posibilidades y las del territorio.
Este nuevo paradigma pedagógico implica metodologías activas de aprendizaje y enseñanza, que tengan al
estudiante como centro del proceso, y superen el lugar de depositarios de saberes que otros les transmiten.
Ello supone replantear la práctica pedagógica, en tanto lo dicho no debe ser confundido con relegar al
docente a un plano de mero acompañante de los estudiantes. Debe superarse la visión extrema de opuestos:
docente “transmisor unidireccional” -el modelo bancario según Paulo Freire- o el docente “facilitador”. La
propuesta pedagógica debe ubicar al docente en un protagonismo que no anule al del estudiante ya que se
requiere de intervenciones muy intensas y programadas, que van más allá de la reproducción de contenidos;
requieren intervenciones del docente que expone al estudiante ante desafíos y los guía en la resolución de
estos, brindando la información y las orientaciones necesarias para cada caso. Lejos de relegarlo, se fortalece
así su papel en el proceso.
La participación de la familia y otros actores en los procesos de aprendizaje es fundamental para el desarrollo integral,
dado que los saberes y relaciones con las personas adultas que son significativas para la niñez y la juventud contribuyen
de gran manera a la socialización, la formación democrática y la convivencia. De igual manera cumplen un rol protagónico
colaborando activamente en el proceso de aprendizaje de las diferentes áreas curriculares, estas experiencias también les
permiten recrear y enriquecer sus saberes.
Resumen elaborado por:
Hetiquez, Josè Reymundo
Monge, Claudia Yamileth
Valencia Uribe, Erika
Valladares, Blanca Alicia
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